Por Elaine Tiller

  • Ellos no solamente pierden un padre sino dos; el padre que queda ya no es la misma persona. Por tanto los niños deben enfrentar no solamente la ausencia de uno de los padres, sino a un padre “nuevo” que les queda.
  • Un niño “protegido” de la verdad de una muerte con frecuencia se hace fantasías sobre un horror que es mucho peor de lo que hubiera sido la verdad. Y como la norma es el silencio, el lleva muy dentro de si mismo su horror por muchos anos.
  • Toda el aura del dolor es frecuentemente totalmente nueva para una niña. Ella pudo haber aprendido como manejar el amor, el afecto, el miedo, la ira, el odio, pero el duelo la toma por sorpresa.
  • Los niños pueden estar sufriendo de sentimientos de culpa terriblemente asustadores. Algo que ellos le dijeron al difunto y que ellos creen le causo la muerte. Pueden tener un fuerte sentimiento de culpa y de que todo es culpa de ellos.
  • Cuando los niños buscan escape en las diversiones, muchos adultos pueden decir: “Ah, afortunadamente ellos no se dan cuenta de lo sucedido. Niños afortunados.” El niño esta muy consiente de que algo terrible ha sucedido, pero no se lo han explicado y tampoco ha tenido oportunidad de expresar sus temores y otros sentimientos.
  • Los niños pueden sentirse culpables de que el papá, después de su estadía en el hospital, haya muerto. Ahora mamá podrá estar nuevamente en casa. (Los niños no disimulan esto con comentarios filosóficos tales como “es una bendición que el se haya ido – el tenia tanto dolor.”)
  • Los niños no pueden tomar la realidad en la misma forma en que los adultos lo hacen. Sin embargo, ocultándoles la verdad no se logra un buen resultado. Siempre dígales la verdad a los niños y contésteles sus preguntas honesta y directamente. Si usted no sabe la respuesta, sea honesto y dígaselo.
  • Los niños, expresándolo o no, pueden estar aterrorizados de que el próximo paso después de la muerte de un padre sea la muerte del otro. Provéale seguridad conversándole y planeando alrededor de esto. Asegúreles que esto es muy poco probable que suceda, pero en caso de que sucediera, estas son las personas o persona que los cuidarían.
  • Los niños pueden ser severamente lastimados cuando el padre que queda trata de reemplazar con el niño al cónyuge fallecido: “tu eres ahora el pequeño hombrecito de mamá; Mary Jane es nuestra pequeña madre.” (Esto puede hacerse tanto con acciones como con palabras.)
  • Los adolescentes, que empiezan a afirmar su independencia con fuerza, a veces con torpeza y dolor, tienen su propia tortura interna cuando un padre fallece.
  • Los niños que pierden un padre empleado pueden tener temores de que nadie va a proveer para la familia.
  • Los niños, como también el padre sobreviviente, aprenden a no demostrar su dolor. Con frecuencia el padre sobreviviente quiere proteger los niños y los niños quieren proteger al padre sobreviviente. Por ello ocultan su dolor el uno del otro y llevan su duelo en privado. Si esto se hace muy bien, el niño puede crecer sin saber expresar sus sentimientos.
  • No es raro que los niños muestren comportamiento “delincuente” bien sea pronto o muchos meses después de la muerte del padre, pareciendo no tener relación alguna. Sin embargo, este comportamiento puede

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